15 octubre 2006

EL HIPOPÓTAMO EN SU HOCICO ABIERTO OFRECE DIAMANTES PERFECTOS HACIA EL CIELO


Desde el porrazo inicial (digamos: aterrizaje), el torbellino ascendente con características de sin-regreso, se ha confabulado con el comienzo primigenio que dotará de la gravidez suficiente a esta emoción celeste con la que se verá la nueva forma esperada. Y allí estoy, aquí más bien, con la humedad de Valencia como entorno palpable, con el recorrido en tren impregnado en el ritmo cardiaco y mental. Suena a libertad, se bebe libertad, se fuma libertad, los pies no recuerdan por donde pasaron pero cada vez que regresan donde mismo se mueven con más felicidad que la primera vez.

Luego de la ebriedad iniciática en campos nuevos: quedé sin poema alguno. Al principio el despertar era ilógico, desconocía como perro cambiado de casa, transfiriendo rápidamente los aromas a la memoria y removiendo las espesuras viejas para darle cabida a estas nuevas semi-fronteras. Los filtros fueron necesarios al comienzo: nunca pude olvidar mi guerra (ni tampoco necesité hacerlo), por muy sangriento que se ponga el asunto no retrocedo ni un kilómetro. Fue la circunstancia la que me puso aquí. Yo ya fui al penúltimo extremo, he quemado y sigo quemando todas mis naves, voy por allí y aquí propugnando la guerrilla, no le quito el pecho a las balas. Con el incendio mayor de las naves, atrás va quedando la señalética de sabor miga de pan remojada en leche chocolatada en casa de playa. Un rastro de curioso color se evapora lo justo frente a las narices para que sepamos hacia dónde no hay que ir. Se podría llegar a decir (con unas cervezas en el cuerpo, del tipo Alhambra –30 céntimos la lata-) que ya no tengo hogar, voy sólo con lo puesto. Se materializa mi utopía incandescente, la que desde la infancia no sabía cómo regular. Continúa así la humareda de naves en el cielo, y se resecan mis manos con todos sus desechos. Algunas máquinas de por acá me cuestionan, tendré que detenerme 2 mil siglos más para desfacerme de tales conjunciones bipolares. Cuando todo se entromete, cuando todo es un problema: pues yo disparo a destajo. Desde el Vaticano informan que han desactivado el Limbo y el Purgatorio, ¡¿pues entonces de qué se trata todo esto, joder?!.. en fin, cuando me encuentre de nuevo (por la vueltas en espiral por la ciudad nueva) con el vacío que dejé atrás, le desenredaré los pelos, le rayaré con un plumón la cara y beberemos el café más saludable del continente. El proyecto estético es gigante, ni yo lo puedo descifrar ahora, ni podrías ahora comprendérmelo. Luego vuelvo.