19 septiembre 2006

01 TETRIS


“-Eriximaco, en El Banquete de Platón, dice que el hombre debe amar lo bello y comete un error. ‘Bello’ es lo que es amado. ‘Feo’ es aquello que aún no ha sido amado. La belleza no provoca el amor, el amor embellece al objeto de sus deseos. Lo hermoso se basta a sí mismo, lo ‘bajo’ necesita la fuerza de nuestra pasión para ser enaltecido...”
traído a colación por Jodorowsky en El loro de siete lenguas


Una especie de renacimiento incoloro. Se tuvo que mover arribabajo el objeto cuasimágico/cuasipoético que destapó conjuntamente todos los pormenores que acompañaron su primera excomunión desde los astros. Nunca he podido ver hacia adentro de los ataúdes. La muerte está en otra parte.

Macedonia al centro del ojo, atardeceres mutuos y desconcierto pues creí que habías encontrado tu habitual trapito rojo botado en la calle.
Nunca podrás saber, porque no quieres.
Es evidente que el camuflaje te es insoportable.

Tal vez sería mejor seguir cayendo y creyendo, con monas gatas y caballas de tierra, en que la reproducción simultánea de conexiones fatuas, de conexiones delicadas, en verdad sí despiden fuego por los oídos, y ese fuego purifica lo impurificable.

Venías montada en la oreja derecha de un elefante simpático. Me dijiste que estabas obligada a no sé qué, que desde septiembre venías así con ese descolorimiento en los ojos, que ahora tú tenías la mirada de ceniza, y un etc de qué sé yo.. Había por ahí un bebé muy viejito. También reconociste de inmediato a mi gata en la cama contigua. La mía estaba toda desordenada pero no te importó, creo que ni siquiera lo notaste. La casa estaba llena de amigos. Tu voz fue profundamente verdadera. Y en la realidad, un mínimo destello nos unió en la multitud. Y ya no eres la misma. Ya no vas por delante, vas por detrás. Es extraño. Te ves igual pero muy distinta.

Cierto movimiento de las imágenes concretas -que por hoy va en una lenta bajada al ritmo del sol- trajo la aparición de una no-muda aparentando serlo. La descubrí de inmediato y seguramente toda la micro la notó porque sus gestos no eran de quien no conoce el sonido. Incluso al bajarse (y llevándose buena plata por su actuación) hizo un ademán muy forzado acerca de beberse algo, la seguí con la mirada y la micro en movimiento, y muy pronto la vi mover los labios con la señora del quiosco. Ella me había pasado antes (yo dándoles $70 pesos de pseudopiedad) un pequeño folleto con un abecedario simbolizado con posturas de manos. Formé, como hace tiempo, mi nombre con ellos. Al terminar de revisar la “O” vi que también venía un calendario pequeño con una imagen de un oso montado en un tigre que decía unidos por siempre.. de inmediato una sola idea se me apoderó del viaje, no supe dónde mierda estaba, sólo supe, con verdadera convicción (de inexplicable gestualidad), que la unión entre el espíritu y su forma exterior, la esencia y su careta, nunca se destruirá, por más que alguien lo intente, que yo lo intente. Lo más fácil es pensar que somos pelusas con características de guijarros lanzados sobre una tina con cualidades de océano, pero.. entre especular y concretar, en estos de mis días sólo requiero de lo último. Lamento que por no tener ancla suficiente, tenga que ir disparando para que me suelten.

Tomé mi charango bajo tu balcón, justo antes de que arrojaras tus orines, pero alcancé a cantarte: Would you believe when I tell you: ‘you’re the queen of my heart?’.. tomé esa ducha como una afirmación en todo caso.

Para corroborar el anterior proyecto de conclusión, más tarde vi a un señor atravesando la calle despreocupado y borracho, sólo con un pantalón puesto, amenazando con un movimiento de mano sobre su cuello como si lo cortara, a un automóvil que ni siquiera podía avanzar por la luz roja (el señor amenazaba al auto no a su chofer), con la otra mano sujetaba heroicamente su pantalón caído. Puse en su boca la siguiente frase imaginaria: “Si me alejo de la hoguera de vanidades es por convicción, yo a todos ellos les gané en el dominó, ya no hay rival ahí para mí. Yo no soy un capricho, yo no soy de ahí”. El señor apareció en las noticias de la noche: “Perdió 4 dedos al tomar el artefacto explosivo, adelante con la hermana del accidentado.. (aparece una señora que tenía 3 ojos en vez de 2)”. Luego mostraron un video en el que el señor salía vendiendo muñecas en navidad, fue conmovedor verlo diciendo: “Barato poh mamita, a 8 luquitah. La Rosalba está a 42 y ya se agotó mami..”

Tuve que
conocer
todos
mis Demonios
para deshacerme
de ellos

Al evacuar los intestinos esta mañana, reconfortante fue añadirle a su licuefacción mecánica vía WC, una pequeña florecita reseca y una hormiga que mal momento eligió para pasear sobre la tina. Creo que ese trío podrá relatar allá donde lleguen, las verdaderas y reales intenciones de tan pequeña hazaña.

En levitación orgásmica provocada por el calor derritepiedras, todo se comenzaba a ver con mucha más claridad que antes, pues, como recomendación cardíaca se había ido a reconocer el verdadero color (con sus matices) de la muerte a la morgue. Entonces, viste que los viajes, por innecesarios y rutinos que parezcan, nunca se van sin dejarnos algo.. La mujer mono-metralleta escribió en mi pecho con sus balas (y letra Times New Roman): ‘Lo Bello es lo que conocemos, lo Feo lo es porque no lo conocemos’. Pluf!!, tuve que beber rápidamente el 3er vaso y reconocer nuevamente mi poco sofisticado error. Tal vez debiera subir un cerro con forma de elefante y desde allá pedir una nueva obnubilación para los ojos viejos.

No hay nada que recomendar ni asegurar. Sólo hay una coincidencia: estas reparaciones han ocurrido muy cerca de vulcanizaciones de autos, donde la grasa, tuercas, llaves y bencina se conjuran para que la máquina siga andando. Entonces..

Aquella vez, ebrio de mente y cuerpo a más no poder, con una sonrisa que abarcaba mucho más que los límites que se pueden ver con los ojos, sucedió que el tambaleo alcohólico no dejaba caminar con la decencia suficiente, fue cuando me vino la idea de sugerirme estar caminando en la misma dirección de un caudal de río metido hasta más arriba del ombligo, y ahí se solucionó de inmediato la falta de temperancia. Lo divertido era cuando me sugería que la corriente viniera desde la derecha: me inclinaba hacia la izquierda. Y viceversa cuando venía de siniestra.

Destellos recordaban que comimos ramos de flores blancas untándolas en el jarro de vino.
Que elegante forma de raptar a 9 hombres de un lugar altamente vigilado. Pero seguramente no pasará nada.

En estas cuadras que me han robado -pues su trayecto es sumamente corto-, puedo hacer, moviendo las manos como si remara, que el viento me arrastre invitándolo a empujarme, o a detenerme si es que voy demasiado rápido. Es por eso que me acordé de lo del río.

Chuata!.. en el aire conformé con las manos una especie de estatuilla precolombina en la que, fusionados el felino y el ave rapaz, ejecutaban un romance fortuito, de esos violentamente tiernos. Cuando la estaba concluyendo, se me cayó la pistola de plástico del bolsillo de la camisa. En ese mismo instante (el 4to rebote del arma en el piso) me retuvieron entre 8 policías y medio, tal vez pensando que se trataba de un malsano ejecutor de marionetas invisibles acostumbrado a deshacerse en movimientos ajenos en pro de los propios. Me cagaría de la risa en la celda tratando de explicarle al Cuajinais lo que me había ocurrido. Se cagaría de la risa él, luego, cuando me invitó a tomar vino en caja en su esquina, y yo no entendía mi media chuchá de las que explicaba. Parece que le hicieron gracia mis chistes porque al otro día amanecí abrazado a su hermana en un brazo, y a su mamá en el otro.

-Who goes to the hidden place!!??
-Ey!, we talked about it! just fuckin’ do it damned!

Los secretos huelen a mentiras.
Los gestos decodifican el alma.

Ebrio con 15 cucharadas de pebre y 2 vasos de cerveza, el aura repugnante esta me acopla a un grupo de músicos que son todos hipopótamos y que gritan lo ingritable. Sin pensarlo ya estaba saltando como sudamericano en esa fiesta gringa, acabé con todos los restos en los vasos y propuse matrimonio a un sinnúmero de buenas mozas musas. No me creería una mono (al menos lo reprochó) cuando dije que encontraba Belleza en más lugares de lo correspondiente. Mi último brindis salió como un croar de rana y caí fulminantemente dormido en una casa de perro. Al otro día tuve que vender -para regresar a mi pueblo- 3 de los 17 anillos de matrimonio que me gané esa noche.

Alguna vez, al caminar por entre un bosquecillo en el seminario de curas, de noche, y llevando una cuchillita microscópica en las manos, no tuve temor alguno, muy por el contrario: sentí todo el valor que tenía. Una mezcla extraña entre el saber y el tener, y sólo yo la podía saborear en ese momento.

Le hice cagar los dientes al Luchito. ¿Qué será de él?. Éramos reamigos, teníamos 7 años, estábamos en 1° básico. La profe me humilló cuando le contó al curso que Luchito no iría más al colegio (sería un mes como agosto tal vez). Me miró y me dijo: ¿no es cierto Gonzalo?. No recuerdo si le respondí algo, sólo me detuve en la imagen en que saltaba a su espalda en el caballito de bronce (tal vez Luchito no tomaba leche y no tenía ni un milímetro de fuerza, pero esas son cosas que pienso para justificarme). Eso sí, de golpe comprendí lo que era la culpa, comprendí que por ínfimo que sea el acto, éste trae alguna consecuencia: nada es porque sí. Ese año saqué el primer lugar, tal vez todos me tenían miedo y se preocupaban más de evitarme que de estudiar. Se le hicieron cagar los dientes al Luchito, a veces veo esos bellos dientes primerizos ensangrentados escupiendo pedacitos y llamando a su mamá.