
una vez escribí un nombre con challas plateadas, con la cuales antes fuimos haciendo fiesta por la calle
balas, bolsas de té y también de basura, bombas molotov en espacios reducidos, tortas de cumpleaños sin cumpleaños, budismo punk aplicado, gastronomía especializada en días domingo, fútbol como extensión de una utopía y análisis semántico de fotografías en movimiento y estáticas. Por lo pronto, lo estrafalario deja de serlo: al levantar la lápida efectivamente ves el mar que Vicente te había dicho.