11 marzo 2007




(fotos de Jil Greenberg, excepto la última)

El latido roza mi despiadada calma, como una calma dentro de una taza de té chino, una calma que devociona a la erupción primera. O, como problema iniciático: “La superación filosófica de la natación” por qué no?.. con la condición de la rana, donde cada centímetro perdido es uno más bien ganado. Bien, escribo sin saber nada, es imposible remar contra una atracción. Cualquier día es el mejor momento, como una suerte de accidente pero que no es tal, una suerte de fiesta que ni siquiera conoce sus confines.
Entonces, en la tierra se escribe una frase terminada con signo de (?), tiene que ver, al parecer, con la estancia simultánea en 2 y 3 y 4 y 5 lugares a la vez.
Tal vez por error, por simulacro, por cautelada metonimia.. obtuve una frase aclaratoria (no redentora, sino + bien como la muleta que me negaba a ocupar): “La imposibilidad de la experiencia estética en la época de los mass madia”. Así no más, involuciona esto hacia el futuro (?), hacia una no programada escena en la cual se diluyen paralelepípedos y profetas, pues la improvisación es la justicia, es la moral, es la Reina.
PERO, cuando nos introducimos en un método, y conscientes de tal suicidio, nos arrojamos de todas formas.. es ahí cuando con felicidad puedo danzar nuevamente alrededor de mi fogata primitiva, porque, en realidad no hay nada que me cautive más que esta danza. Entonces, el suicidio este es catapultado hacia la esfera del constante renacer: aquí me quedo. No muero, nazco. Y cuando nazco, la muerte es un chiste más: no hay paradigma, no hay moral, no hay arrepentimiento alguno en la fogata del cazador.. Nadie muere, el cazador se va matando a sí mismo y no le importa Nada, más bien, lo único que le importa es la Nada, aquel bello pantano en donde realmente podemos compartir con los otros (por cierto: cuando esto de compartir es una formalidad mediatizada), se trata su intención de descalibrar al lenguaje, de transformar sus balas en pétalos, de aliviar tantos dolores falsos, entregar placebos para los inocentes -que somos la mayoría-). Bueno, c/u puede ser o no un kamikaze cuando le dé la real gana.
No hay retórica ni angustia suficiente como para hacerte desfallecer de placer, zozobras en tu paroxismo, de búsqueda en búsqueda, con lo único que te sigues encontrando es contigo mismo. Cada deterioro es un deterioro festivo, pues, no hay idea alguna de cómo es la muerte, sólo sus aproximaciones.