28 noviembre 2007


Como siempre: quemo mis naves. Las incendio todas en alta mar. Todo apostado, no guardo nada. No tiene sentido quedarme con algo. Se va todo a la hoguera porque ese es el destino de todo poema.. todo poema debe extinguirse, para eso es poema. Un poema no tiene otro destino que ir a besar en la cara al sol.

Y sí, cuando la vida es un poema, cuando todo retorna a la guarida celestial de donde un día salimos. O del cómo y por qué la intolerancia respecto al azar se transforma siempre en un acto prepotente respecto a tu silencio. O, si me encuentro frente a un desacierto, dejarlo pasar con humor y belleza.. que en todos los sitios abunda.

Han vuelto los explosivos bajo el agua, se retoma el control de la pirotecnia sublime -subliminal pyrotech-, con una retrospectiva hacia adelante, todo porvenir nos supuso una pequeña fiesta (cuando menos una fogata). O, del por qué no controlas tus arrebatos y la calma también se extingue por los aires. Creo que es porque todo tiende a una posición del loto, y claro, toda calma requiere del desgaste suficiente de energías. Por mi parte, derrocho incendios, me inmolo y voy al trapecio, siempre ha sido así: me caigo, me paro, me caigo, me paran, estallo, exploto, vuelvo a reintegrarme, vuelvo a la batalla, y sí, puedo extinguirme infinitamente en el aire, y siempre vuelvo a la posición iniciática de la pelea. No guardo cuidados, todo lo puedo perder, todo lo puedo apostar, porque no quiero nada para mí, y si te envío un documental acerca de mis sonrisas es para que también consideres a mis enojos. Una vida es una metáfora de algo parecido a la felicidad, es la mejor parodia sin embargo, es la mejor copia que podamos conseguir, entérate!.