19 septiembre 2006

Mi Corán es la National Geographic


no creo haber exagerado pues
siempre mis armas están cargadas
a veces se escapan tiros pero
nunca me arrepiento de haber asesinado

es como respirar para mí
contemplar la muerte
incluso la mía cuando muero
volver a la mesa y seguir almorzando de lo más tranquilo

no creo haber exagerado pues
es mi condición de salvaje
la que me desinhibe de la masacre
es muy natural
unos deben morir para que otros vivan
es el Discovery Channel, el Kalahari que todos llevamos dentro.

The connection is made


Me felicitan por las cosas que no he hecho y me regañan por cada una de las que sí he cometido.
Tomo mi pelota y hago un redoble de pestañas. Eludo a cientos de rivales y convierto el gol más maravilloso que se haya visto en este estadio. Y desde otras galaxias me llegan ofertas para que vaya a jugar a sus equipos extraterrestres. Yo les comunico que no me conviene mucho pues su tipo de moneda no es convalidable en mi planeta.
El público animalizado por mi golazo me saca en andas del estadio. Me levantan por sobre los semáforos y me lanzan miles de veces al cielo antes de caer de hocico en el cemento. Me dejarían ahí para ir a celebrar a la schopería de la esquina. El titeretero y su títere (que soy yo) se presentan al público efer­vescente que clama por ver la aniquilación de la carne a través del sexo promiscuo de nosotros, las marionetas.
Pues una vez diezmado el razonamiento, sólo nos queda el espacio a­bierto (parecido a un desierto) para crear a través de la imaginación o ilusión, todo lo que nos falte para cometer ejercicios exorbitantes.
Sí, todo.
Y, porsupuesto, ha sido real la virtual condena que nos lanzaran finalizar el partido. Y claro, era merecida pues sin más habíamos frac­turado a todos los rivales en la clavícula, el peroné, la radio o en los tres simultáneamente.
Con o sin prejuicio, nos mostraron su show redentorio y sacamos nues­tras propias conclusiones. Nos quedó claro que no debíamos haber esta­do ahí en ese momento, nos quedó claro que el dinero se nos resbala entre los dedos y nos quedó claro que existen muchas cosas para hacer en tardes de invierno en vez de ir a sentarse frente a un espectáculo sim­plemente nauseabundo.
El destello circular nos quitó la vista y ya no pudimos rebatir acerca de sus chifladuras, en las que cobraban entradas y también las salidas.

Corazones de peluche


Sólo por nosotros comprendida la dificultad.
Cuando en los últimos dos o tres días sólo se ha incurrido en el error.
Todo se involucra, como si todo nos (verdaderamente) importase.
La frecuencia incandescente que justo hizo no ver nada.
Ya nada funcionaría correctamente.
Todos los lunes ocurre lo mismo.

Y todos los gatos de noche son blancos. Ha quedado comprobado cuando él y ella salían a trotar por el barrio de ella.

De más está decir, que todo es comparable al fútbol. Jugamos con fuego y no nos corrompe en lo absoluto la desdicha ajena, sólo la propia. Actuación preliminar. Molestias y poca (si no nula) concentración.

Los tragos amargos saben dulces y viceversa. Por más que él llorara, por más que rezaba a todos los santos, nada se asimilaba a un milagro. Es aburrido estar siempre volviendo para poner las rayitas a las tés y los puntos sobre las íes. Cuando algo se acaba, dos o tres cosas comienzan a comenzar simultáneamente.

Él y ella nada entendían; todo lo intuían. Una bufanda multicolor me tapó la boca justo cuando iba a gritar las mentiras de verdad. La bajada se transmutó en subida y nadie se movió de su lugar.

Él y ella, aún sin entender, comprendieron que su propio deterioro ya se estaba cumpliendo. Las curvas herían con sus puntas y él y ella seguían intuyéndolo todo, sin embargo, a nadie le prevenían, eran egoístas en cuanto al dolor. Creyeron que las palmeras eran cebollas gigantes y se fueron a la Isla de Pascua para remendar sus zapatos rotos. Pero en vez de remendar zapatos, se pusieron a confeccionar corazones de peluche para lanzarlos al volcán.

Y cuando sus fluidos mentales comenzaban a eruptar, vieron descender sobre la playa a las viejas gaviotas que, rozando sus alas en la arena, escribieron que no debían ellos nunca jamás más darle tantos apelativos a la realidad, que nada lograban de esa forma y que si juntaban sus miradas en un mismo punto del horizonte se verían a ellos mismos mirándolos de vuelta en el continente opuesto.
Pero seguían sin entender; todo lo intuían.

03 TETRIS


“blood crystalized to sand
and now I hope you undestand
you reflect into his looking-glass soul
and now the mirror is your only friend
look into his eyes and you will see
that man are not alone on the diamond sea
sail into the heart of a lonely storm
and tell her that you’ll love her eternally”
Thurston Moore

Comprendo recién ahora el miedo, al menos lo que tiene que ver con su origen en mí, es decir, recuerdo perfectamente cuando lo derroté por vez primera y para siempre: sucedió cuando jugaba en un flotador en una piscina desolada, en una casa muy bonita y elegante. Tendría yo unos 4 o 5 años. Pasaba tardes completas paseando en el agua y aleteando como si remara. De pronto tuve una ilusión (horriblemente realista): que bajo mis pies me acechaba un oso polar. Este oso me observaba tranquilo pero hambriento. Creo que la primera vez salí del agua tan despavorido que casi me ahogo, pero luego lo comencé a desafiar abiertamente a devorarme de una vez. No había nada que perder, era él o yo. Y así lo esperé muchos días, desde lo más bajo a lo más profundo de la piscina, y nunca se decidió a atacarme. Tuve muchas ilusiones más pero ninguna era tan fascinante como el oso bajo los pies. Yo quería ver el agua teñida de rojo. Era una extraña idea que no deseché hasta que tiré puñados de tierra en ella.. obviamente le di cualidades sangrientas a esos terrones al disolverse. También en esa casa había un gran corral de conejos. Ahí vi resumido el ciclo de la vida: nacer, crecer, hueviar, reproducirse, morir. Fue un verano súper entretenido, fue como una granja educativa, en la que pude asimilar la pertinencia de la vida y el modo cómo había que vencer el miedo a ella, por más que se nos presente amenazante y terroríficamente incomprensible.

Con la mirada a través de las cuencas vacías de mi cadáver, veo realmente todo en sus verdaderas formas y magnitudes. Es difícil poseer tamaña cualidad pero con la suficiente humildad se puede sobrellevar. No se puede pecar de inocente con dicha capacidad (innata o no, no lo sé), sólo se puede encender cada mañana la antorcha de magnesio y emprender el rumbo eterno hacia la fogata mayor, que deberé saber encontrar en el fondo de unos ojos dulces. La paciencia es mi océano donde me refresco sin importar lo alto de la montaña donde me encuentre.

Pues bien, la llevo dentro, es innegable. Pero la llevo como cenizas, las que a su vez como filamentos certeros de gilletes, fueron desgarrando cada una de las ataduras falsas que la unían a mí. Y la sigo llevando en mí, en verdad llevo a varias más, aún sin lograr la sublimación a la que me aferro. Pero eso es bueno, pues me ha permitido seguir libre rebotando por todos los árboles plateados que divise en lo vertical.

Sólo por curiosidad subí anoche al árbol central de la Plaza de Armas, con sorpresa, pues nunca imaginé encontrar allí a un semieufórico paralítico que me dictó: “Algunos conocen el amor antes que otros. Quienes lo conocemos prematuramente debemos hacernos cargo de tamaña responsabilidad: de todas formas debemos propagarlo y defenderlo, calificarlo y suprimirlo, desconocerlo y enaltecerlo.. sí (dá). De eso se trata”. Tuve que pegarme 2 cabezazos fuertes en el tronco para verlo desaparecer. No se puede reconocer a un asesino sólo por cómo luce su cara. Con aún más sorpresa lo vería ahora sobre el árbol siguiente declarándome una frase robada: “a veces me pregunto cómo sonaría mi cuerpo al estallarse contra las rocas”. Le arrojé la botella con sus últimos despojos directo a la frente, lo vi tambalearse y caer como él lo quería, sólo yo lo pude oír pues ya iba inconsciente. Describiría esa melodía como el crack que hacen los huevos de cóndor en el nacimiento. Con el último suspiro con que se despidió el insensato dijo: “encerca tu corazón y oblígalo a obedecer”.. entonces se me fue la borrachera, bajé del abeto y entré en la catedral continua, tomé mi daga y como el Orias, degollé al San Guchito de yeso que tan erróneamente daba consuelo a los hambrientos. Pero nunca hubo sincronía entre conducta y sentimientos.

Mucho después supe que se trataba de un tipo que compartía el humo de sus inciensos a través del mercado. Le llevaba gran trabajo confeccionar sus pirámides perecederas pero con alegría difundía sus esencias. La gente voluntariamente le daba monedas de níquel, cuando menos una sonrisa, las que él valoraba muchísimo más a estas alturas.

No existen sombras en la Roca del Mandril, aquí nadie proyecta sombras porque cada uno lleva su propio sol sobre la cabeza, justo en su mediodía. Aquí no es necesario el relieve, aquí todos somos almas plenas despojadas de lo superfluo, sólo nos ha quedado lo auténtico del alma, lo que realmente es bueno para el Universo, pues esa es nuestra destinación: el Cosmos entero del que nunca nos desligamos en verdad, del que todo nos ha intentado desamarrar por medio de artimañas serpentinadas.

El espíritu luego de jugar durante 44 días seguidos, estará tan mareado que no recordará el camino de regreso, su único consuelo será provocar la caída de helicópteros sobre escritorios donde tranquilos leerán en secreto los jóvenes impertinentemente rebeldes con una semicausa.

QUEMAPIES, tres


El olor agridulce del sudor, recuerda
Lo apetecible que es un cadáver.

Si me preguntas a quién le escribo
Te respondo que no tengo idea
No me incumbe el destino de nada/nadie
El mío a lo más con soltura de cuerpo (a lo más)

La libertad tiene más de 7 colores,
y más de 7 notas musicales.

De transnacionales se trata cuando quieres ocultar tu faceta,,
Te podría recordar un sinfín de cosas,,,
Te podría atolondrar menudamente sin que te des cuenta,,,,
Pero
Prefiero acariciar a mi gata,
Hacerme un café desabrido
Y agarrar a lapizazos a una hoja en blanco, pues,
Todo en usted es una pérdida de tiempo
Linda tortuga dura

02 TETRIS


Nuevamente bajo el sol derritepiedras, y debido a causas netamente promundanas, vi pasar un féretro floreado camino al cementerio. De inmediato sentí balazos silbarme en la oreja, me agaché porsiacaso, desde el suelo seguí mirando el cortejo festivox, pensé en cometer yo mismo el asesinato pendiente, cosa que hice al llegar al cubículo: tomé la foto de papel que me maldice los otros papeles, la puse en una tapita de lata, la prendí con un fósforo, cuidé que no botara cenizas afuera, esperé que se extinguiera, llené un pequeño vaso de vino y le puse las cenizas. Lo bebí calmo pero de un solo sorbo. A los 3 minutos ya había mandado al infierno a ese tumor delicioso que no era para mí. Sentí como la muerte retomaba un nuevo color y un nuevo cuerpo. Ahora la veía volar fuera de mí, hacia cualquier lugar que no me corresponda.

De todos modos, nunca tengo nada que perder, pues ya lo hube dado todo.

Al desplazarse esos pedacitos de papel calcinado por la boca y la garganta hacia el corazón, se convierten en pequeñas gilletes que cercenan de cuajo y desde el cuello a los parásitos con forma de nube salada. Sin darme cuenta, ya estaba concentrado en otro tipo de malos entendidos.

Sabías que era un poema preconcebido con la muerte, sabías que sólo metiendo las manos en el volcán te servirían para lo que siempre soñaste, eso lo sabías, y de todas formas pateaste la caparazón, luego te pusiste tus zapatos de seda y cantaste a todos tu poema ingrato.

Ningún reparo necesitó la barquita abandonada. En ella pusiste tu acuario circular con un único pez azulado. También tiraste adentro tu arco y flecha que te dieron las medallas de celofán. Luego de un rechinar de dientes y de varios aleteos de brazos en el aire al estilo papagayo, tiraste la cuerda del ancla dejándola a ésta en la barquita. Le sonreíste al pececillo, le diste un chorrito de vino y comenzaste tu cacería de estrellas. ¿Quién será el desafortunado o malograda que, meses después, vea y recoja de la arena tu cuerpo putrefacto y relleno de huevos de sirena?.

El cuadro que muestra un cadáver ha convencido a cuanta mosca se pasea por la pieza. Todas le han saboreado las piernas y algunas ya han puesto huevos en su mano derecha.

Lo que siempre ocurre: por dejar los ejercicios aleatorios sólo como aleatorios, se pierde la puntería, el pulso, la agudeza del oído, la templanza del tacto.. es por eso tan necesaria la Disciplina, esa señora de formas delicadas pero que exhala ajíes por los ojos, y que luego de someterte te regala de sus más alargados besos intergalácticos.

x Aún con tapones en los oídos, sentiste las balas. Te agachaste para cubrirte y amarrarte la zapatilla. Rodaste como un chanchito de tierra, luego ya cantabas arriba de un semáforo. Te dejaste caer sobre la siguiente pompa que pasó. Ahora, aunque parezcas estar presente, no lo estás, lo delata tu color plateado dentro de los ojos.

01 TETRIS


“-Eriximaco, en El Banquete de Platón, dice que el hombre debe amar lo bello y comete un error. ‘Bello’ es lo que es amado. ‘Feo’ es aquello que aún no ha sido amado. La belleza no provoca el amor, el amor embellece al objeto de sus deseos. Lo hermoso se basta a sí mismo, lo ‘bajo’ necesita la fuerza de nuestra pasión para ser enaltecido...”
traído a colación por Jodorowsky en El loro de siete lenguas


Una especie de renacimiento incoloro. Se tuvo que mover arribabajo el objeto cuasimágico/cuasipoético que destapó conjuntamente todos los pormenores que acompañaron su primera excomunión desde los astros. Nunca he podido ver hacia adentro de los ataúdes. La muerte está en otra parte.

Macedonia al centro del ojo, atardeceres mutuos y desconcierto pues creí que habías encontrado tu habitual trapito rojo botado en la calle.
Nunca podrás saber, porque no quieres.
Es evidente que el camuflaje te es insoportable.

Tal vez sería mejor seguir cayendo y creyendo, con monas gatas y caballas de tierra, en que la reproducción simultánea de conexiones fatuas, de conexiones delicadas, en verdad sí despiden fuego por los oídos, y ese fuego purifica lo impurificable.

Venías montada en la oreja derecha de un elefante simpático. Me dijiste que estabas obligada a no sé qué, que desde septiembre venías así con ese descolorimiento en los ojos, que ahora tú tenías la mirada de ceniza, y un etc de qué sé yo.. Había por ahí un bebé muy viejito. También reconociste de inmediato a mi gata en la cama contigua. La mía estaba toda desordenada pero no te importó, creo que ni siquiera lo notaste. La casa estaba llena de amigos. Tu voz fue profundamente verdadera. Y en la realidad, un mínimo destello nos unió en la multitud. Y ya no eres la misma. Ya no vas por delante, vas por detrás. Es extraño. Te ves igual pero muy distinta.

Cierto movimiento de las imágenes concretas -que por hoy va en una lenta bajada al ritmo del sol- trajo la aparición de una no-muda aparentando serlo. La descubrí de inmediato y seguramente toda la micro la notó porque sus gestos no eran de quien no conoce el sonido. Incluso al bajarse (y llevándose buena plata por su actuación) hizo un ademán muy forzado acerca de beberse algo, la seguí con la mirada y la micro en movimiento, y muy pronto la vi mover los labios con la señora del quiosco. Ella me había pasado antes (yo dándoles $70 pesos de pseudopiedad) un pequeño folleto con un abecedario simbolizado con posturas de manos. Formé, como hace tiempo, mi nombre con ellos. Al terminar de revisar la “O” vi que también venía un calendario pequeño con una imagen de un oso montado en un tigre que decía unidos por siempre.. de inmediato una sola idea se me apoderó del viaje, no supe dónde mierda estaba, sólo supe, con verdadera convicción (de inexplicable gestualidad), que la unión entre el espíritu y su forma exterior, la esencia y su careta, nunca se destruirá, por más que alguien lo intente, que yo lo intente. Lo más fácil es pensar que somos pelusas con características de guijarros lanzados sobre una tina con cualidades de océano, pero.. entre especular y concretar, en estos de mis días sólo requiero de lo último. Lamento que por no tener ancla suficiente, tenga que ir disparando para que me suelten.

Tomé mi charango bajo tu balcón, justo antes de que arrojaras tus orines, pero alcancé a cantarte: Would you believe when I tell you: ‘you’re the queen of my heart?’.. tomé esa ducha como una afirmación en todo caso.

Para corroborar el anterior proyecto de conclusión, más tarde vi a un señor atravesando la calle despreocupado y borracho, sólo con un pantalón puesto, amenazando con un movimiento de mano sobre su cuello como si lo cortara, a un automóvil que ni siquiera podía avanzar por la luz roja (el señor amenazaba al auto no a su chofer), con la otra mano sujetaba heroicamente su pantalón caído. Puse en su boca la siguiente frase imaginaria: “Si me alejo de la hoguera de vanidades es por convicción, yo a todos ellos les gané en el dominó, ya no hay rival ahí para mí. Yo no soy un capricho, yo no soy de ahí”. El señor apareció en las noticias de la noche: “Perdió 4 dedos al tomar el artefacto explosivo, adelante con la hermana del accidentado.. (aparece una señora que tenía 3 ojos en vez de 2)”. Luego mostraron un video en el que el señor salía vendiendo muñecas en navidad, fue conmovedor verlo diciendo: “Barato poh mamita, a 8 luquitah. La Rosalba está a 42 y ya se agotó mami..”

Tuve que
conocer
todos
mis Demonios
para deshacerme
de ellos

Al evacuar los intestinos esta mañana, reconfortante fue añadirle a su licuefacción mecánica vía WC, una pequeña florecita reseca y una hormiga que mal momento eligió para pasear sobre la tina. Creo que ese trío podrá relatar allá donde lleguen, las verdaderas y reales intenciones de tan pequeña hazaña.

En levitación orgásmica provocada por el calor derritepiedras, todo se comenzaba a ver con mucha más claridad que antes, pues, como recomendación cardíaca se había ido a reconocer el verdadero color (con sus matices) de la muerte a la morgue. Entonces, viste que los viajes, por innecesarios y rutinos que parezcan, nunca se van sin dejarnos algo.. La mujer mono-metralleta escribió en mi pecho con sus balas (y letra Times New Roman): ‘Lo Bello es lo que conocemos, lo Feo lo es porque no lo conocemos’. Pluf!!, tuve que beber rápidamente el 3er vaso y reconocer nuevamente mi poco sofisticado error. Tal vez debiera subir un cerro con forma de elefante y desde allá pedir una nueva obnubilación para los ojos viejos.

No hay nada que recomendar ni asegurar. Sólo hay una coincidencia: estas reparaciones han ocurrido muy cerca de vulcanizaciones de autos, donde la grasa, tuercas, llaves y bencina se conjuran para que la máquina siga andando. Entonces..

Aquella vez, ebrio de mente y cuerpo a más no poder, con una sonrisa que abarcaba mucho más que los límites que se pueden ver con los ojos, sucedió que el tambaleo alcohólico no dejaba caminar con la decencia suficiente, fue cuando me vino la idea de sugerirme estar caminando en la misma dirección de un caudal de río metido hasta más arriba del ombligo, y ahí se solucionó de inmediato la falta de temperancia. Lo divertido era cuando me sugería que la corriente viniera desde la derecha: me inclinaba hacia la izquierda. Y viceversa cuando venía de siniestra.

Destellos recordaban que comimos ramos de flores blancas untándolas en el jarro de vino.
Que elegante forma de raptar a 9 hombres de un lugar altamente vigilado. Pero seguramente no pasará nada.

En estas cuadras que me han robado -pues su trayecto es sumamente corto-, puedo hacer, moviendo las manos como si remara, que el viento me arrastre invitándolo a empujarme, o a detenerme si es que voy demasiado rápido. Es por eso que me acordé de lo del río.

Chuata!.. en el aire conformé con las manos una especie de estatuilla precolombina en la que, fusionados el felino y el ave rapaz, ejecutaban un romance fortuito, de esos violentamente tiernos. Cuando la estaba concluyendo, se me cayó la pistola de plástico del bolsillo de la camisa. En ese mismo instante (el 4to rebote del arma en el piso) me retuvieron entre 8 policías y medio, tal vez pensando que se trataba de un malsano ejecutor de marionetas invisibles acostumbrado a deshacerse en movimientos ajenos en pro de los propios. Me cagaría de la risa en la celda tratando de explicarle al Cuajinais lo que me había ocurrido. Se cagaría de la risa él, luego, cuando me invitó a tomar vino en caja en su esquina, y yo no entendía mi media chuchá de las que explicaba. Parece que le hicieron gracia mis chistes porque al otro día amanecí abrazado a su hermana en un brazo, y a su mamá en el otro.

-Who goes to the hidden place!!??
-Ey!, we talked about it! just fuckin’ do it damned!

Los secretos huelen a mentiras.
Los gestos decodifican el alma.

Ebrio con 15 cucharadas de pebre y 2 vasos de cerveza, el aura repugnante esta me acopla a un grupo de músicos que son todos hipopótamos y que gritan lo ingritable. Sin pensarlo ya estaba saltando como sudamericano en esa fiesta gringa, acabé con todos los restos en los vasos y propuse matrimonio a un sinnúmero de buenas mozas musas. No me creería una mono (al menos lo reprochó) cuando dije que encontraba Belleza en más lugares de lo correspondiente. Mi último brindis salió como un croar de rana y caí fulminantemente dormido en una casa de perro. Al otro día tuve que vender -para regresar a mi pueblo- 3 de los 17 anillos de matrimonio que me gané esa noche.

Alguna vez, al caminar por entre un bosquecillo en el seminario de curas, de noche, y llevando una cuchillita microscópica en las manos, no tuve temor alguno, muy por el contrario: sentí todo el valor que tenía. Una mezcla extraña entre el saber y el tener, y sólo yo la podía saborear en ese momento.

Le hice cagar los dientes al Luchito. ¿Qué será de él?. Éramos reamigos, teníamos 7 años, estábamos en 1° básico. La profe me humilló cuando le contó al curso que Luchito no iría más al colegio (sería un mes como agosto tal vez). Me miró y me dijo: ¿no es cierto Gonzalo?. No recuerdo si le respondí algo, sólo me detuve en la imagen en que saltaba a su espalda en el caballito de bronce (tal vez Luchito no tomaba leche y no tenía ni un milímetro de fuerza, pero esas son cosas que pienso para justificarme). Eso sí, de golpe comprendí lo que era la culpa, comprendí que por ínfimo que sea el acto, éste trae alguna consecuencia: nada es porque sí. Ese año saqué el primer lugar, tal vez todos me tenían miedo y se preocupaban más de evitarme que de estudiar. Se le hicieron cagar los dientes al Luchito, a veces veo esos bellos dientes primerizos ensangrentados escupiendo pedacitos y llamando a su mamá.


VERWINDUNG (pero en presente hiperperfecto)


El aire fresco (y un combo) en la mandíbula recuerda todo lo que aún queda por hacer La momia se saca a tirones sus vendas Corre detrás de algo que aún no ve Vapores vinagres en este cubo escabeche Pues ya conocemos los resquemores venideros Los sentidos espeluznantes quieren delatar la inocencia La incomprensión es lo único que queda ante la escena de ridiculez morba La boca se abre y lo peor considerado es el falso diagnóstico Como en año nuevo se ve la explosión allá arriba y la sonrisa se estremece por saberse satisfecha Baja el individuo hasta su desconsuelo y se propone romper el líquido cristal Él no soporta la presencia de ese clon tan vulnerable Antes de verse así prefiere arrojarse al maremoto Al esencial maremoto que tanto le agrada Ese tipo de accidentes se trasladan Saltas 6 montañas consecutivas y vas rebotando de piscina en piscina Bajas como plomo y subes como petardo Estallas en tus propios ojos Te reciclas bajo tierra Te extingues en el aire El peón se va mucho antes a repartir patadas y ofensas al que se le cruce por detrás Huye luego de envenenar las rosas que le enviase a la Reina Recorre con sus dedos (dejando abiertos los portones) tanto Infierno como Paraíso Y desluce la creencia de que eran lugares ciertamente psicológicos Saldadas las perdidas apuestas Ganadas muchas estafas Comprendidos tantos acertijos como adivinanzas Desfiguradas las raíces opuestas Desmayados sobre los techos ardientes Ya las siluetas se habían ido a los fondos negros (de Seurat) que tanto les acomodan Esta guerra es ficticia pero hay olor a muerte y yo sólo muero por Eleonora Balanceados en algo que parece helicóptero Al descender un poco desarmaron 20 volcanes vírgenes Él aprieta tanto los puños que los rompeolas se le deshacen en ellos Los muertos sólo sabían una cosa Era mejor estar vivos El último estallido allá arriba significó un sentimiento vano Ningún cómplice fue valedero para hacerlo desistir Corrupto el cuerpo Sólo queda lo demás Brillantina en corazón Pólvora en las arterias Granadas como almohadón El rock como bolero Metralletas como crayón

“Loco no es el que ha perdido la razón, sino el que ha perdido todo, todo, menos la razón”
Chesterton

QUEMAPIES, uno



a ver, sobre el pretérito correcto
reconstruyamos el presente fallido
sobre le mamotreto que supone tu rutina
propongo una reacción alérgica terrorista
consistente básicamente en agarrar a patadas
todo cuanto se te cruce, séanse:
mamá, papá, hermanos, mascotas,
computadores, palmeras, platillos y colibríes
y jamás arrepentirse
continuar con los ojos enajenados y convencidos
de que sólo el desastre acarreará lo bueno,
lo bello,
lo que nunca debimos renegar
por mal asimilada rebeldía

no sé cuántas veces ya te he provocado a esto
al parecer eres de las tortugas la más dura
tal vez lo tuyo sea echar raíces
tal vez lo tuyo sea parecerte a una nube sin relámpago
tal vez te emocionas más con el reflejo que con la sombra
lo que respeto en cierta forma
pero por lo que jamás brindaría
mejor te desencajo mi pistola de inmediato
en los pies a quemarropa